lunes, 10 de diciembre de 2012

El poder de la corbata

En la discoteca a la chica del ropero:

Situación 1
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"- Hola, perdona, ¿me podrías dejar alguna banqueta que tengas por ahí libre?
-...(hablando con sus amigas)...
-Perdona, oye, ¿podrías dejarme alguna banqueta?
-Sí, dime.
-Hola, decía que si podrías mirar a ver si tienes por ahí una banqueta libre, por favor.
-Ah no, no tengo, lo siento.
-Pero... ¿dentro tampoco?
-Qué va, la mía es la única que hay, lo siento.
-Vale, gracias."


Situación 2
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"- Hola, perdona, ¿me podrías dejar alguna banqueta que tengas por ahí libre?
-...(deja de hablar con sus amigas) Holaaaa. Pues esta es la mía pero dame un momento que miro dentro y te digo.
-Ok, gracias.
-Pues mira ha habido suerte, parece que dentro había una, toma.
-¡Genial! ¡Muchas gracias!
-Nadaaaaa, a tiiii."

¿Cuál es la diferencia entre la Situación 1 y la Situación 2? Exacto, una corbata. El poder de la corbata es inexplicable, pero existe; como la factura de la luz. Con una buena corbata tu capacidad para acaparar la atención y ganar credibilidad crece de forma exponencial casi en cualquier situación social. Por supuesto, si la corbata se acompaña de un traje este poder se multiplica, pero ojo, el traje sin una corbata no llega a tener ni por asomo el mismo efecto.

Esto se debe a la idea arraigada de que la gente "importante" viste con corbata. Existen una serie de variables que pueden modificar esta idea, como puede ser la edad, la localización o la educación del sujeto apabullado. Por ejemplo, no causa tanta impresión ver a alguien con corbata en la bolsa de Wall Street en New York como en el bar de Campillo de Dueñas en Guadalajara, seguramente.

Y es que "poner los huevos de corbata" en este caso no sólo indica posición sino también vestimenta. Te viene "el de la caldera" a casa y le preguntas si quiere un refresco, pero te viene "el del seguro" con corbata... y estás entre ofrecerle una tónica o té con pastas. Yo lo tengo decidido, a la charcutería a pedir la vez con corbata, ¡verás como no se me cuela ni Dios!


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